09 enero, 2012

Casas en el crepúsculo – Eduard Von Keyserling


CASAS EN EL CREPÚSCULO
EDUARD VON KEYSERLING
Ed. Erasmus, 2011 

Crepuscular es, probablemente, la palabra más adecuada para describir la literatura de Keyserling. Sus novelas son de una belleza incomparable, a la vez que nostálgicas de un hedonismo de tiempos pasados, son llamas a punto de apagarse, cantos de cisne. Anclado en el siglo XIX, adivinando la llegada del nuevo siglo y los cambios que conllevará, el autor se resiste a abandonar el suyo, y transmite esa sensación, esa defensa de un universo que ya sabe perdido pero que intenta retener hasta el último aliento. 

Como en las demás novelas que escribió, ambientadas siempre en la antigua nobleza báltica ―a la que pertenecía―, los personajes de la novela son nobles rurales, viven en el campo, rodeados de sus bosques, y tratan de mantener las costumbres ancestrales, ligadas a la naturaleza a los ciclos de la vida. Lo que el autor nos muestra en el relato es el conflicto generacional, la visión de los hijos y nietos de esos viejos dinosaurios, que, mientras atisban que hay otros mundos fuera del suyo, se sienten aún atados a la tradición, obligados a continuarla mientras vivan los ancestros. 

Cuatro familias nobiliarias, los von der Warthe, Egloff, Dachhausen y Port auf Witzow, mantienen relación de vecindad y de cortesía, además de resolver los asuntos de las fronteras entre sus respectivos territorios. La protagonista, Fastrade, es la joven hija del barón von der Warthe, que tras haber abandonado la mansión familiar en pos de un amor imposible, ha de retornar al hogar tras la muerte del hermano menor. Lo que encuentra es un padre postrado, una tía llorosa y desolada, una casa oscura y silenciosa. Ella debe recoger el testigo y cumplir con las obligaciones de su rango. Dietz von Egloff , jugador, diletante e inquieto heredero, se interpone en su camino. Pero a su vez, la baronesa Liddy von Dachhausen, anterior amante, no acepta ser abandonada tan fácilmente. 

Alrededor, está el bosque otoñal e invernal nevado. La palidez, la blancura azulada de la nieve es una constante que los envuelve durante el invierno. Las pinceladas con las que Keyserling pinta el paisaje, dan un toque personalísimo a toda la obra que desarrolla este autor. Hay una continua interacción de los personajes con la naturaleza que los rodea: la fría y blanca nieve, el olor de los pinos, el perfume de los jacintos en primavera, el canto del urogallo, el piafar de los caballos. Podemos considerar esta interacción como un símbolo: ante la angustia que supone la ruptura, la debacle del mundo que se desmorona, van a refugiarse en el pasado ancestral: el bosque milenario. La sensación de libertad del bosque, en el que se refugian cuando ya no soportan más la prisión que suponen las casas familiares es como un remanso de paz. El bosque, sin embargo, va cambiando a lo largo del año. Comienza la narración en otoño, con los senderos cuajados de hojas amarillentas y rojizas, la humedad y el sol vespertino. Y acaba al verano siguiente, cerrando el ciclo anual de la tierra. Todo un año en la vida de vetustos miembros de generaciones destinadas al olvido, y jóvenes vástagos que se agostan entre las paredes de sus grandes casas, mansiones sólidas pero desoladas. Las únicas que han vivido en las ciudades―Gertrud y Fastrade― retornan descompuestas, con los nervios destrozados, tratando de sobrevivir entre el deseo del cambio y la responsabilidad impuesta de la tradición. Dietz tampoco encuentra su espacio, salvo cuando vaga por los bosques a caballo o pisando el blando y oloroso musgo y escuchando el viento entre los viejos abetos, o cuando espera, en la tensa madrugada de la caza, el vuelo del ave para disparar. Quizás por eso sus pasos le lleven inevitablemente a un dramático y simbólico final, anticipando el futuro de una clase que ya ha perdido su razón de ser. 
Considerado estilísticamente como impresionista, el mundo que nos describe el autor está lleno de colores, sensaciones plásticas y emociones. Eduard von Keyserling (Castillo de Paddern, hoy Letonia, 1855- Munich, 1918), escritor alemán, nacido en el seno de una  antigua y noble familia germano-báltica y primo del filósofo Hermann Keyserling. Hubo de abandonar sus estudios en Dorpat por un incidente social, marchando con 23 años a Viena para estudiar filosofía e historia del arte. A finales de siglo se trasladó con sus hermanas a Munich; posteriormente quedó ciego como consecuencia de la sífilis que padecía. 

Enero 2012 



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